François Tusques fue autodidacta y su trabajo estuvo influenciado por Jelly Roll Morton y Earl Hines antes de descubrir a Thelonious Monk, Bud Powell y luego… el free jazz. En París en 1965, Tusques se mezcló con Michel Portal, François Jeanneau, Jean-François Jenny-Clark, Aldo Romano o Jacques Thollot. También conoció a Don Cherry y sobre todo grabó, con otros franceses afines (Portal y Jeanneau junto a Bernard Vitet, Beb Guérin y Charles Saudrais), el primer álbum de free jazz en Francia, llamado… Free Jazz.
En 1967, Tusques volvió a presentar Le Nouveau Jazz, esta vez en compañía de Barney Wilen (y Guérin, Jenny-Clark, Romano). Tres años después su sed de libertad lo llevó al aislamiento; entre mayo y septiembre de 1970, el pianista grabó en su casa el primero de dos discos que editaría en Futura Records: Piano Dazibao y Dazibao Ndeg2.
Bajo la influencia de Mao y Lewis Carroll, el espíritu libre deambuló y compuso siete temas menos libres que libertarios. Como homenaje a algunos amigos (Don Cherry, Sunny Murray, Archie Shepp, Clifford Thornton pero también Colette Magny, Michel Le Bris o el Théâtre du Chêne Noir), el pianista tocó ramos de notas en cascada, vagabundeos de forma libre, blues emboscado bailes, gruñidos, disonancias, un réquiem fatal… Una libertad anhelada, cantos de esperanza y reivindicaciones, François Tusques ofrece el más implacable de los discos independientes.