Symphony For Improvisers (Limited Edition)

Para su segundo álbum, Symphony for Improvisers, Don Cherry amplió su cuarteto Complete Communion (el saxofonista tenor Gato Barbieri, el bajista Henry Grimes y el baterista Ed Blackwell) a un septeto, agregando al vibrafonista Karl Berger, el bajista Jean François Jenny-Clark y el saxofonista tenor Pharoah Sanders (que frecuentemente toca el flautín aquí). El cartel tiene un verdadero sabor internacional, ya que Barbieri era de Argentina, Berger de Alemania y Jenny-Clark de Francia; Cherry había tocado regularmente con los tres durante su estancia en Europa de 1964-1965 y los trajo a Nueva York para grabar. Con toda la potencia de fuego añadida, es notable que Symphony for Improvisers tenga la misma sensación de espacio compartido e inteligencia controlada que su predecesor, incluso cuando las cosas están en su punto más acalorado. Una vez más, Cherry configura el álbum como dos popurrís continuos que fusionan cuatro composiciones por pieza, lo que permite que la energía de improvisación y el impulso del grupo se transmitan a lo largo de todo el programa. La suite «Symphony for Improvisers» es la parte más estridente del repertorio Blue Note de Cherry, y la suite «Manhattan Cry» logra los cambios de humor más amplios que Cherry había intentado hasta ahora en ese formato. Aunque el álbum está lleno de apasionados fuegos artificiales, también hay mucha sutileza: los sabores agregados al conjunto por las vibraciones de Berger y el flautín de Sanders, por ejemplo, o la forma en que otras voces instrumentales a menudo apoyan y complementan una declaración en solitario. Febril pero bien canalizada, esta sesión de grupo más grande es probablemente la más gratificante de Cherry para Blue Note. AllMusic